lunes, 4 de junio de 2007

La belleza cordobesa

En el siglo noveno después de Cristo "Los Elementos" de Euclides fue traducido en las escuelas de Córdoba, siendo depositaria y única usufructuaria del tesoro euclidiano durante la Edad Media.


Esta situación de privilegiado
monopolio terminó en una de las primeras operaciones de espionaje científico que se tiene memoria. En 1120, el británico Adelardo de Bath, previamente adiestrado en el idioma, usos y costumbres, y disfrazado de estudiante hispano-árabe, logró introducirse en las escuelas cordobesas y sacar una copia de "Los Elementos" que fue publicada en 1472. Hasta 1535, año en que se descubre el texto griego, Europa no cuenta más que con esta traducción árabe. Con estos antecedentes, era razonable pensar que si en alguna arquitectura pre-renacentista se había empleado racionalmente la proporción áurea, este lugar no podía ser otro que la ciudad de Córdoba.


En unas pruebas realizadas en 1951 por la Diputación de Córdoba, se realizó un test a estudiantes de arquitectura en que se pedía que dibujaran el rectángulo ideal, dando una mayor puntuación a quien racional o instintivamente dibujara el áureo. Se detectó que la mayoría de los alumnos cordobeses habían trazado uno, menos esbelto que el armónico, con la proporción aproximada de 1,3. El hecho era suficientemente significativo para ser investigado. La repetición del test con personas nacidas o residentes en Córdoba conducía reiteradamente a esa proporción. La frecuencia de la proporción 1,3 desbordó la debida al cálculo de probabilidades.


Efectuado un rastreo en los edificios cordobeses se detectó dicha proporción. Nos encontramos ante una nueva invariante en la arquitectura cordobesa: la proporción 1,3. La encontramos en edificios como la Mezquita de Córdoba, la Torre de la Mar Muerta, la Sinagoga, así como en algunos mosaicos romanos hallados en Alcolea, esculturas y sarcófagos romanos.




La Mezquita de Córdoba


Bien podía suceder que si bien el hombre ideal davinciano debería ser de 'proporciones divinas', el hombre cordobés es según sus propias características étnicas 'humano.


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